El país caribeño recuerda hoy la fatídica tarde del 12 de enero de 2010, cuando un terremoto de siete grados en la escala de Richter estremeció la capital, Puerto Príncipe, y varias ciudades aledañas con una devastadora sacudida que dejó algo más de 300.000 muertos, otros tantos heridos, y más de 1,5 millones de afectados.
Cientos de miles de ellos se agolparon de inmediato en calles y plazas y comenzaron a malvivir en improvisados y precarios campamentos hechos con lonas, carpas y tiendas de campaña, en los mejores casos, y con sábanas y palos en los peores.
Cientos de miles de ellos se agolparon de inmediato en calles y plazas y comenzaron a malvivir en improvisados y precarios campamentos hechos con lonas, carpas y tiendas de campaña, en los mejores casos, y con sábanas y palos en los peores.
Gran parte de esos campamentos todavía existen, aunque los programas del Gobierno y la comunidad internacional han conseguido eliminar muchos de ellos y reubicar a miles de personas, por lo que la cifra de desplazados se ha reducido considerablemente hasta los 520.000.
Otras personas desplazadas siguen viviendo en casas sin reparar o que tendrán que demolerse. No hay una superficie suficiente para seguir adelante con el programa de albergues provisionales que fueron una solución temporal para miles de damnificados sin techo. La Cruz Roja ofrece subvenciones para el alquiler y apoyo financiero para medios de subsistencia, gracias a los cuales miles de familias pudieron salir de los campamentos. Ahora bien, gran cantidad de los inmuebles de alquiler sufrieron graves daños en el terremoto y aún están por rehabilitarse.
El país, además, está duramente afectado por la epidemia de cólera desatada en octubre de 2010, que ha matado a más de 7.000 personas y ha afectado a 522.335, según el último informe del Ministerio de Salud Pública, fechado el 25 de diciembre.
Sin embargo, no todo es negativo. Se han puesto en marcha programas de empleo, se han mejorado las condiciones sanitarias y 750.000 niños han regresado a las escuelas.
Patricia Sánchez